Los argentinos somos conocidos por muchas cosas en el mundo. Fangio, Gardel, el tango, el corralito, Maradona…. Pero también por el mate y el dulce de leche. Es nuestro y tiene…. más de 100 años.
En el Museo Histórico de la Nación, y en un manuscrito de puño y letra de Juan Manuel de Rosas, se cuenta el origen de nuestro DULCE DE LECHE.
En 1829, en una estancia en Cañuelas, localidad que está a 65 km de la Capital, se reunieron Rosas y su enemigo Juan Lavalle, no sólo era enemigo político sino que eran primos lejanos.
Como Lavalle llegó antes de lo pactado, se recostó en una cama a descansar.
Una criada que preparaba al fuego la “lechada” (leche con azúcar), para cebar el mate de leche a su patrón, al ver la actitud del enemigo alborotada avisó a los guardias.
Al llegar Rosas, dejó que Lavalle descansara un tiempo más, y cuando éste pidió que le cebaran el mate de leche, la criada tomó conciencia que no había prestado más atención a la leche azucarada que seguía hirviendo desde temprano.
Cuando fue a buscarla encontró que se había convertido en una sustancia espesa y oscura. Llorosa fue a plantearle a Rosas lo sucedido, y Don Juan Manuel probó lo que había en el recipiente husmeante, le agradó el gusto, lo convidó a su enemigo político… así se conoció este fruto de la casualidad como DULCE CRIOLLO… que fue el nombre con que lo bautizó Rosas y que más adelante iba a cambiar por Dulce de Leche y fue el pilar de la industria argentina.
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